viernes, 5 de agosto de 2011

Una noche con Lucy


Es como si volviéramos atrás en la noche de los tiempos y lejos de encontrarnos con Adán y Eva hace 4.000 años, como decía Lightfoot, nuestro viaje en el tiempo siguiera y siguiera hasta llegar encontrarnos con Lucy. De momento, pues si insistiéramos en encontrar el 'eslabón perdido' seguiríamos hasta unos 6 millones de años o más.

El Australopithecus afarensis tiene una antigüedad de sólo 3,2 millones de años. Lucy son los restos fósiles de una joven homínida cuyo nombre le viene dado por Donald Johanson, el paleoantropólogo que dirigía el equipo que la descubrió en 1974. Lo que sonaba entonces en sus aparatos de música era una canción de los Beatles: 'Lucy in the sky with Diamonds'.


Para no desmentir las predicciones que hizo Darwin, los restos fósiles de Lucy fueron hallados en la depresión de Afar, en Etiopía. Es decir, en el Este de África. Además no fueron los únicos, pues en el mismo sitio se hallaron restos de otros seis Australopithecus afarensis.

Los creacionistas hablan de Lucy como si de un simio se tratara. Pero resulta que Lucy ya andaba sobre sus miembros posteriores y no hay un sólo simio que tenga esa capacidad bípeda. Es cierto que muchos simios son capaces de erguirse sobre sus extremidades traseras, como también lo hacen los osos y hasta los canes. Sin embargo, no pueden caminar tal como lo haría Lucy debido a que no disponen de la misma forma de pelvis ni de articulación de la rodilla que tenía ésta. El de Lucy es un bipedismo anatómico y no meramente postural.

El bipedismo también se manifiesta claramente en la manera en que la columna vertebral engarza con la base del cráneo. El lugar exacto donde se produce el encuentro define el centro de gravedad del esqueleto. A los científicos les basta observar un cráneo para estimar si caminaba erguido o no.

Al mismo tiempo, las extremidades de Lucy mostraban rasgos típicamente arborícolas.

¿Dónde dormía? ¿En el suelo? ¿En lo alto de un árbol? Donald Johanson sostuvo que lo haría al raso. ¿En base a qué? Sus rasgos le hacían muy apta para subir a los árboles, habilidad ésta que le resultaría muy útil para escapar de los depredadores. Pasar la noche en el suelo sería mucho más arriesgado. Tengamos en cuenta que la visión de los homínidos es muy deficiente con la llegada del crepúsculo y que no se distinguían, precisamente, por estar dotados para la carrera. Por lógica, Lucy pasaría la noche sobre la rama de un árbol.

Los homínidos, no obstante, abandonarían poco a poco la protección de los árboles para adentrarse en la sabana, aprovechando las ventajas de su bipedismo.

¿Qué ventajas son éstas? A primera vista no parecen tan evidentes, ¿verdad? Pues de eso hablaremos en una próxima entrada.



Origen de la imagen: http://plqhq.blogspot.com/2011/04/lucy-in-sky-with-diamonds.html

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