domingo, 24 de julio de 2011

Encuentro con el Mola mola


Siguiendo la senda de aquellos lunáticos de Birmingham damos con el increíble pez luna, cuyo binomio taxonómico es Mola mola. Lo de 'mola' viene del griego y se refiere a las muelas o piedras de los molinos con cuya forma se quiso relacionar a este pez tan peculiar. Un pez que puede llegar a tener un tamaño considerable. Se habla de ejemplares de más de 3 metros de largo y con un peso superior a los 1.000 kg.

El Mola mola es el primer pez que llega a nuestra bitácora sobre las Galápagos. No se trata de una especie endémica, sino que lo podemos encontrar en las aguas templadas o cálidas de todos los mares y océanos del planeta. Su forma nos llamó la atención durante nuestra visita al Oceanogràfic. Carece de cola. Tanto es así que los alemanes lo llaman Schwimmender Kopf, o sea, "cabeza que nada". Tanta cabeza y, sin embargo, tiene uno de los cerebros más pequeños de entre todos los peces.

Sus movimientos no se deben a su pseudo-cola en forma de abanico ni tampoco a sus diminutas aletas pectorales, sino a los movimientos de sus grandes aletas dorsal y anal, que a modo de remos producen un desplazamiento lateral muy caracterísitico. A pesar de su aparente lentitud pueden dar grandes saltos fuera del agua.

Se alimenta de zooplancton y, especialmente, de medusas. En estas últimas, me dicen, encuentra su provisión de agua dulce que otros peces no necesitan. Os confieso que de este dato no tengo más información.

El luna adulto es un pez solitario al que rara vez se le ve en parejas.

Ante una morfología tan extraña, ¿qué dirías?: ¿que es el resultado del azar en un proceso evolutivo?, ¿o el logro racional de un diseño inteligente?

¿Un diseño caprichoso? ¿O crees que vivimos en un universo bien afinado por la mano de un Hacedor?

Imagen procedente de la U.S. National Oceanic and Atmospheric Administration.

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