miércoles, 13 de julio de 2011

El mundo es un pañuelo... digital


¿Cómo de grande es el mundo? ¿O cómo de pequeño?

Durante miles de años, la mayor parte de los humanos apenas conocían más allá de su aldea, su valle, sus bosques o sus montañas. Había movimientos de gentes, por supuesto, pero a través de largos períodos de tiempo. La navegación marina abrió nuevos horizontes y un nuevo continente apareció al otro lado del Atlántico. Un continente del que ni la Biblia sabía.

En 1684, el corsario Ambrose Cowley dibujó un mapa de las Galápagos que poco se parece a las vistas vía satélite que Google nos ofrece. Desde nuestro ordenador podemos ahora viajar virtualmente a las islas y ver su aspecto mediante una fotografía tomada a miles de kilómetros desde una nave espacial. En la época de Cowley, los humanos aún no habían inventado un artefacto con el que pudieran elevarse del suelo y, por supuesto, no conocían la fotografía.

Un siglo después, en 1783, los hermanos Montgolfier contribuyeron con sus globos aeroestáticos a ampliar nuestra perspectiva del mundo. Aún así, los humanos seguían necesitando tomar medidas a ras de tierra para levantar mapas. Precisamente, la expedición del HMS Beagle (1831-1836) tenía como objetivo principal tomar cotas que mejoraran el conocimiento cartográfico y, sobre todo, hidrográfico del continente sudamericano.

Hoy, mientras hacemos un viaje virtual a las Galápagos puede ocurrir que uno de nuestros compañeros se encuentre en China y otra esté a punto de aterrizar en Senegal, mientras que nuestro guía se adentra en las sabanas de Tanzania. Virtualmente, sin embargo, seguimos juntos.

Son los milagros del hipertexto a los que tenemos que ir acostumbrándonos, para bien o para mal.

La imagen puedes verla ampliada en http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/78/Gallapagos_Islands_1684.jpg

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