viernes, 22 de julio de 2011

La sonrisa imaginada


¿Sonríen los delfines? ¿Alguna vez hemos visto uno que esté triste? ¿No será que esa es la cara que tienen?

En nuestra visita de ayer al Oceanogràfic pudimos comprobar que la actuación de los delfines era lo más parecido a un circo, mientras que el resto de los animales constituyen un zoológico acuático. La música del delfinario era similar a la que acompaña las acrobacias de los trapecistas y el papel de los delfines venía a ser el de unos 'payasos del mar'.

El Oceanogràfic no es más que un espectáculo decimonónico con una decoración acorde a la estética del siglo XXI. Hay estética pero falta ética. Es exhibición y es negocio. Vemos de cerca a los animales, pero apenas podemos aprender nada de ellos. No es esa la función.

A mi lado, Arcadi apunta a que los delfines sufren. Representan un papel aprendido a base de pasar hambre y privaciones. Olvidamos, o no queremos darnos cuenta, de que son animales en cautiverio... sometidos a trabajos forzados.

No. No se divierten. Sufren estrés. Su vida es más corta en cautividad y algunos mueren en el intento, pero eso no nos lo cuentan. El espectáculo debe continuar. Los delfines en libertad tienen la inmensidad del océano para nadar. Capturan y comen peces vivos. Sus piruetas las hacen porque juegan y no le vienen impuestas.

¿Será esta la razón por la que no encontramos una librería en el Oceanogràfic? Con libros que nos expliquen a qué se debe esa sonrisa. Esa sonrisa que está en nuestra imaginación, pero que tal vez no cuadra con sus sentimientos. Esa sonrisa que les traiciona. Esa que nos engaña. Esa con la que nos dejamos engañar.

Si los delfines pudieran comunicarse con nosotros, ¿qué nos dirían?

Imagen: http://www.fondolove.com/wallpaper/Delfin-en-Agua.html

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